Los tres Reyes que llegaron a darle la bienvenida a Jesús, el Salvador, eran tres sacerdotes persas de los más sabios. Representaban a las razas básicas en aquel entonces: uno era rubio, el otro moreno semita y el tercero negro. Llevaban como ofrendas: el oro que simbolizaba la majestad, la mirra y el incienso, que eran resinas consideradas como bálsamo que representaban regalos de honor y amor hacia el recién nacido.
La estrella de Belén los guió hasta el lugar en que nació Jesucristo. Eran transportados por camellos, porque atravesaban el desierto, y se usaba este animal para carga y para transportarse, debido a su resistencia a las zonas con falta de agua.
Es costumbre que el cinco de enero los niños antes de dormir coloquen los zapatos en las puertas de sus habitaciones para que los Reyes depositen allí sus presentes. Se cree que los Reyes Magos son ricos y dadivosos por lo tanto depositan dinero entre sus presentes. También es una costumbre invitar a familiares y amigos a la cena de reyes, donde se sirven diversidad de deliciosos platos donde destaca la rosca de Reyes que es una especie de pan dulce aliñado que lleva en su interior frutas confitadas, pasas y frutos secos y que se baña con una mezcla azucarada y se acompaña con vino.
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